jueves, 16 de diciembre de 2010

209.- Sugerencias para la Felicidad

" Sugerencias para ser Feliz "

Siguiendo la tradición de los decálogos, de forma que nos inciten a la reflexión, planteamos las sugerencias para un nuevo año que propone la filósofa Adela Cortina:

1. Recuerda que los acontecimientos adversos sólo destruyen a los que ya están desmoralizados. No permitas que te bajen la moral.

2. Recuerda que hay motivos para tener la moral alta: aunque falta mucho por andar, ha aumentado la conciencia de que las injusticias, la corrupción, la discriminación y la intolerancia son inhumanas. Ayuda a mantener alto el listón y a subirlo.

3. En las situaciones agobiantes busca siempre salidas imaginativas, amplía el campo de visión, no te dejes atrapar por soluciones apolilladas. La capacidad creadora humana es enorme con tal de que se la ponga en funcionamiento.

4. No culpes de todo lo malo al sistema, a los políticos, al mal tiempo. Exige que cada uno cumpla su tarea, pero tú toma la iniciativa, porque eres un ciudadano y no un súbdito.

5. Jamás te conviertas en vasallo, porque eres algo absolutamente valioso. No te vendas nunca por un plato de lentejas, ya que eso no sólo te rebaja en tu dignidad, sino que en estos casos las lentejas acaban sentando mal.

6. Apoya a los que tienen proyectos generosos, no a los mezquinos. La mezquindad se contagia, la generosidad también.

7. Nunca pienses que tu aportación es irrelevante: los ratoncitos de campo se mueven mejor que los grandes monstruos.

8. Adáptate a los cambios, pero teniendo como brújula para ello tus convicciones bien fundadas. Los dinosaurios no resisten los cambios, pero los camaleones carecen de norte. Entre unos y otros está el ser humano.

9. Disponte a exigir tus derechos, pero también a asumir tus responsabilidades en la construcción de un mundo más humano. Nunca reclames para ti la satisfacción de un derecho que no estés dispuesto también a reclamar para cualquier persona que se encuentre en las mismas condiciones, ni hagas dejación de tu responsabilidad en la protección de esos derechos.

10. Jamás retrocedas en exigencias de justicia, ni te arrugues ante proyectos solidarios, ni te conformes con menos que la felicidad.

Fuente: ADELA CORTINA, Sugerencias para un nuevo año. Texto extraído de: XTEC: Xarxa telemática educativa de Catalunya http://www.xtec.cat

Imagen: internet, autor desconocido

lunes, 13 de diciembre de 2010

208.- "Desconecta" para " Conectar "

Mi amiga Teresa me envía este video estupendo que viene a completar la entrada anterior.
Es muy breve y elocuente. Contadnos qué os parece.

207.- Necesitamos contacto

"Una enfermera me contaba hace poco que durante la noche, cuando la oscuridad y la quietud reinan en el hospital, algunos pacientes demandan atención de manera repetida. Aducen diferentes tipos de malestar o necesidades que ella, como las demás enfermeras, procura resolver. Sin embargo, su experiencia le dice que detrás de esos síntomas se esconde más bien la necesidad de contacto. La soledad de la noche favorece que emerjan temores e inquietudes. Entonces, una caricia, una mirada atenta, coger la mano o acercarse a la cabecera de la cama a escuchar surten un efecto calmante inmediato.

Generalmente le damos poca importancia a estas “medicinas” gratuitas, pero establecer un contacto cercano y cálido con otra persona depara grandes beneficios tanto para la salud física como mental.

Virginia Satir, pionera de la terapia familiar, repetía a menudo: “El contacto afectivo es a las relaciones como la respiración al mantenimiento de la vida”.

Los neurólogos insisten en que los seres humanos, igual que las neuronas, necesitan estar conectados, y que su bienestar depende de las redes de relaciones en las que están integrados.

Una tragedia de nuestra sociedad es la cantidad de personas que están solas o se sienten solas sin haberlo elegido. Podemos estar conectados con millones de individuos a la vez, pero escasea el contacto real y cercano. En la era de la comunicación faltan herramientas para establecer relaciones en las que se conecte íntimamente con el otro. A menudo, en la familia se comparte un mismo techo, pero en la práctica se vive de manera separada, sintiéndose aislado incluso en compañía. Gran parte de los conflictos conyugales se debe a una desconexión entre los miembros de la pareja. Y hay personas que, a pesar de desearlo, no consiguen salvar la distancia que las aleja de los demás.

Puede resultar sorprendente: lo que más se desea, en este caso la proximidad afectiva, también atemoriza. Inconscientemente, existe la impresión de que quien se muestra demasiado abierto corre el riesgo de ser invadido.

Al entablar contacto es posible sentirse desnudo o vulnerable. Se desvela una parte interna de la personalidad, y existe el temor a la burla o a que el otro utilice la información para controlar o lastimar. Esta tendencia a defender el espacio personal es saludable, salvo cuando se convierte en una barrera que impide conectar con los demás. Pero el riesgo también implica una ganancia.

“Tu misión no es buscar el amor, sino descubrir todas las barreras que has creado en tu interior para no verlo” (Jalal ad-din Rumi)

“El encuentro entre dos personalidades es como el contacto entre dos sustancias químicas: si hay alguna reacción, ambas se transforman” (Carl G. Jung)

“Tengo miedo de decirte quién soy. Porque si te digo quién soy, puede que no te guste cómo soy, y eso es todo lo que tengo” (John Powell, músico) "

Texto: Adaptación de fragmentos del artículo de Cristina Llagostera "Necesitamos contacto" (El País 7-11-2010)

Imagen: http://musicinmouth.blogspot.com

miércoles, 8 de diciembre de 2010

206.- Amin Maalouf. La función de la cultura

"De esta diversidad del mundo, de esta extraordinaria diversidad que es hoy en día característica de todas las sociedades humanas, todos cantamos a veces las alabanzas; pero también nos hace padecer a todos a veces. Porque es manantial de riqueza para nuestros países, pero lo es también de tensiones. Las naciones que se asientan en los cimientos de la diversidad étnica y la inmigración se hallan entre las más dinámicas del planeta, y basta con mirar la otra orilla del Atlántico para convencerse de ello. Pero a este dinamismo lo acompañan con frecuencia trastornos, discriminaciones, odio y violencia.

La diversidad en sí misma no es ni una bendición ni una maldición. Es sencillamente una realidad, algo de lo que se puede dejar constancia. El mundo es un mosaico de incontables matices y nuestros países, nuestras provincias, nuestras ciudades irán siendo cada vez más a imagen y semejanza del mundo. La que importa no es saber si podremos vivir juntos pese a las diferencias de color, de lengua o de creencias; lo que importa es saber cómo vivir juntos, cómo convertir nuestra diversidad en provecho y no en calamidad.

Vivir juntos no es algo que les salga de dentro a los hombres; la reacción espontánea suele ser la de rechazar al otro. Para superar ese rechazo es precisa una labor prolongada de educación cívica. Hay que repetirles incansablemente a éstos y a aquéllos que la identidad de un país no es una página en blanco, en la que se pueda escribir lo que sea, ni una página ya escrita e impresa. Es una página que estamos escribiendo; existe un patrimonio común —instituciones, valores, tradiciones, una forma de vivir— que todos y cada uno profesamos; pero también debemos todos sentirnos libres de aportarle nuestra contribución a tenor de nuestros propios talentos y de nuestras propias sensibilidades. Asentar este mensaje en las mentes es hoy, desde mi punto de vista, tarea prioritaria de quienes pertenecen al ámbito de la cultura.

La cultura no es un lujo que podamos permitirnos sólo en las épocas faustas. Su misión es formular las preguntas esenciales. ¿Quiénes somos? ¿Dónde vamos? ¿Qué pretendemos construir? ¿Qué sociedad? ¿Qué civilización? ¿Y basadas en qué valores? ¿Cómo usar los recursos gigantescos que nos brinda la ciencia? ¿Cómo convertirlos en herramientas de libertad y no de servidumbre?

Este papel de la cultura es aún más crucial en épocas descarriadas. Y la nuestra es una época descarriada. Si nos descuidamos, este siglo recién empezado será un siglo de retroceso ético; lo digo con pena, pero no lo digo a la ligera. Será un siglo de progresos científicos y tecnológicos, no cabe duda. Pero será también un siglo de retroceso ético. Se recrudecen las afirmaciones identitarias, violentas en muchísimas ocasiones y, en muchísimas ocasiones, retrógradas; se debilita la solidaridad entre naciones y dentro de las naciones; pierde fuelle el sueño europeo; se erosionan los valores democráticos; se recurre con excesiva frecuencia a las operaciones militares y a los estados de excepción... Abundan los síntomas.

Ante este retroceso incipiente, no tenemos derecho a resignarnos ni a cederle el paso a la desesperación. Hoy en día lo que honra a la literatura y lo que nos honra a todos es el intento de entender las complejidades de nuestra época y de imaginar soluciones para que sea posible seguir viviendo en nuestro mundo. No tenemos un planeta de recambio, sólo tenemos esta veterana Tierra, y es deber nuestro protegerla y hacerla armoniosa y humana.

Gracias a todos por la acogida que se me brinda en esta inolvidable ceremonia"

Fragmento del discurso del escritor Amin Maalouf, Premio Príncipe de las Letras 2010, en la ceremonia de entrega de los galardones