martes, 13 de febrero de 2007

27.-Amor "cibernéutico" (by Jessi y Ainhoa 2ª Bach)

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Uno de los mayores éxitos de la red ha sido el sexo virtual, no sólo el que se desprende de los lucrativos negocios pornográficos sino el que, espontáneamente, se genera mediante las plataformas de conversación, bien a través de chat, email o webcam. La pantalla actúa como profilaxis y los imprevisibles registros-usuarios de la base de datos de la red como posible pareja anónima (o no) para una relación interpersonal. En numerosas ocasiones se compara esa conexión con un túnel, un territorio intermedio que mantiene distantes a los cuerpos pero que los puede vincular sexualmente mediante la palabra o la imagen.

Tunnel, melodrama ciberurbano de sexo y amor donde el usuario accede a una historia conversacional clasificada, donde los fallos y cortes del servidor (congelados en la representación de la charla) sugieren la fragilidad de la conexión de ese túnel e incitan a la urgencia del contacto (por si un apagón rompiera los enlaces que mantienen a los que conversan juntos). También ese fallo posible del sistema genera un morbo añadido a la prisa, la posibilidad de que alguien pueda entrar en el túnel y descubrirlos. Esa tensión alimenta la excitación, pero también recontextualiza los espacios privados donde se materializa la práctica sexual en un "limbo" de lo privado y lo público. Para el contexto en que se produce la violencia de género ese nuevo territorio explorado en Tunnel está cargado de insinuaciones, en cuanto que el amor-sexo on line (también las relaciones de poder en la red) prescinde del contacto físico del cuerpo del otro y de su ubicación en un espacio privado concreto.

Anónimo dijo...

LA RED NO PUEDE "TRAERME A TÍ"

A KILOMETROS DE SILENCIO,
tan lejos de mi te has ido
dejándome a solas con mi suerte,
sin palabras.

A esa distancia
no te alcanzo con la mirada.

Y me voy muriendo,
oscura, callada, cayendo,
sin besos.

Ojalá de acuerdes de mí
aunque sea en voz baja.

Ojalá te cruces conmigo
en los caminos del sueño.

( Amparo Carballo)

Anónimo dijo...

Solo se que una vez amé. Nada tiene parecido a esa sensación que a veces se repite en mi. Tampoco nada es comparable al dolor de lo que resulta imposible, y nada es capaz de justificar las reacciones que generan tanto dolor. Solo se que una vez amé y que aun hoy mi corazón sigue rompiéndose en trozos aun más pequeños. Lo siento Princesa.

Anónimo dijo...

Me asomo a la pantalla pero no consigo ver el color de tus ojos. Me acerco pero no me alcanza tu perfume, mis manos no te rozan. Sólo las palabras consiguen traspasar la frontera entre tu y yo, ellas nuestro puente por el que día tras día desfilan nuestros sentimientos.

Anónimo dijo...

Wppuupuupupppppupupuupuppppouopaiudfpoaisdfpoaisudfoaisufdpoasiufdpasoiufdpaosudfpaosudfpaoisufpaoiusfpoasdufopasudfos dafops jfvoñsdifjpoadsjf ñoasdjfoñad sjfoñadsjfañsldjcoewsnfñsaldjhñsjdbflkashflkasdhflkasjhdflkashdflkjashdflkashdflkjashdfklsdhflkasdhfkjsadhlakhfdsf. Este mensaje esta codificado de mentiras, como el amor en la red.

Anónimo dijo...

Como cada mañana, se levanta muy temprano, el cabello revuelto, le cae por la cara y, con pies descalzos y aún envuelta en tibio bostezo, se acerca a él... Va despacito, casi de puntillas, se aproxima...¿estará...? Entonces él comienza a prepararse, el pulso de ella a dispararse, nerviosa, juega con sus manos, arregla su pelo, ¡ya está!, ¡ya queda menos...!; su respiración se para, de momento, y un brillo ardiente asoma en sus ojos...Sí, tiene un e-mail en la bandeja de entrada.

Anónimo dijo...

Si hablamos del amor desde la imaginación, la fantasía, entonces muy bien, abramos la ventana del ordenador y pensemos que amamos.
Excitemos nuestra imaginación todo lo que queramos.
El amor real es compartir nuestros cuerpos, sentimientos e ideas. Vivir el día a día uniéndonos en el baile de las experiencias agradables y desagradables.
Pero si te da miedo, Internet es el mejor medio para vivirlo todo desde la cabeza, sin exponerte. Reconozco, sin embargo, que es un buen medio para la fase de los primeros contactos

Anónimo dijo...

Creo que hay muchas maneras de conocer a una persona, ya sea en clase, en un parque, en la red o por una carta en una botella, ¿extraño verdad? Creo que cuando estamos predestinados a conocer a alguien, nada ni nadie lo puede impedir, por eso me gusta mucho una película en la que actúa Kevin Costner: se llama “mensaje” o “mensaje en una botella”, está muy bonita y se las dedico a todos los enamorados, pero quisiera destacar algo que se dijo en la película, es un fragmento, está incompleto, pero a mi me gustó mucho, dice así:
“A todos los puertos, a todos los barcos, a mi familia, a mis amigos, a los extraños; este es un mensaje y una oración: El mensaje es que yo tengo lo que todos buscan y muy pocos encuentran, una persona que me ama y que yo amo, un puerto donde siempre tendré mi lugar…”

Anónimo dijo...

Voy a contarles una bonita historia titulada: El amor y la locura.
Cuentan que una vez se reunieron en un lugar de la tierra todos los sentimientos y cualidades de los hombres. Cuando el Aburrimiento había bostezado por tercera vez, la Locura, como siempre tan ocurrente, les propuso: "¿Vamos a jugar a las escondidas?".
La Intriga levantó la ceja y la Curiosidad, ya sin poder contenerse, contestó: "¿A las escondidas?. Pero no todos quisieron participar."Uno, dos, tres...", comenzó a contar la Locura.
La primera en esconderse fue la Pereza, que como siempre se dejó caer tras la primera piedra del camino. Cuando la Locura contaba 999.999, el Amor aún no había encontrado sitio para esconderse, pues todo se encontraba ocupado... hasta que divisó el rosal y enternecido decidió esconderse entre sus flores. La Locura comenzó a buscar. La primera en aparecer fue la Pereza, sólo a tres pasos de la piedra. Después se escuchó a la Fe discutiendo con Dios. En un descuido encontró a la Envidia, y claro, así pudo descubrir dónde estaba el Triunfo. De tanto caminar sintió sed, y al acercarse al lago descubrió a la Belleza. Así fue encontrando a todos. Sólo el Amor no aparecía por ningún lado.
La Locura buscó detrás de cada árbol, bajo cada arroyuelo del planeta, en las cimas de las montañas, y cuando estaba por darse por vencida, vio las rosas. Con una horquilla empezó a mover las ramas, hasta que de pronto se escuchó un grito doloroso. Las espinas habían herido los ojos del Amor. La Locura no sabía qué hacer para disculparse: lloró, imploró, rogó, pidió perdón y prometió ser para siempre su lazarillo. Desde entonces, desde la primera vez que se jugó a las escondidas en la Tierra, el amor es ciego y la Locura siempre lo acompaña.