UN EXTRACTO DE UN ARTÍCULO DE JOSÉ IGNACIO GRACIA NORIEGA. ¿OTRO EJEMPLO DE "PAPÁ ESTADO"?
"El caso del niño «gordín», de cuya alimentación y consiguiente educación, suponemos y tememos, hubo de hacerse cargo «el Estado» (aunque sea el autonómico, sigue siendo el Estado, del mismo modo que la Policía es siempre la Policía, según Sean O'Casey), es a la vez aleccionador, escandaloso y triste: una sombría advertencia de hacia qué clase de sociedad vamos uncidos al carro del progreso, con las orejeras del bienestar. PINCHA EN LEER MÁS PARA SEGUIR LEYENDO ESTE CRÍTICO ARTÍCULO Que un niño pese cien kilos a los diez años puede ser una enormidad (de hecho, es una «enormidad», aunque sólo sea en volumen). Debido a la gran propaganda en contra, estar gordo debe ser malísimo. Todo lo contrario que hace ochenta años, que era signo de salud y éxito económico. El poeta Celso Amieva solía contar que siendo él niño, habían regresado dos indianos a su pueblo y todo el mundo comentaba que estaban muy bien porque estaban muy gordos. Por el contrario, hoy el éxito social se demuestra exhibiendo delgadeces esqueléticas. La gran aspiración de esta sociedad pagana, que pretendiendo prescindir del alma se obsesiona con el culto al cuerpo, es no comer nada ahora que en algunos países privilegiados (muy pocos, por lo demás) se puede comer de todo. Con toda seguridad, en Eritrea o Haití la gente no se preocupa por el colesterol, el ácido úrico o la moda, porque el ser humano, que es animal con mucha experiencia, aunque no lo parezca, y más racional de lo que suponen los empeñados en proporcionarle la felicidad, prefiere los riesgos de comer mucho a la terrible perspectiva de morir de hambreYo no sé, insisto, si el niño «gordín», que vivía feliz con sus abuelos, comiendo según sus gustos y según sus ganas, que debían ser muchas, estaría poniendo en riesgo su salud futura. Ni si estar gordo es tan malo como dicen, o simplemente es contrario al «pensamiento común». Yo llegué a pesar ciento cuarenta kilos, me quité de encima los cuarenta que sobraban y ahora estoy mucho mejor. Pero me quité esos kilos por decisión propia, no porque ningún Ministerio de Sanidad ni Estado totalitario me lo hayan impuesto (la sola existencia del Ministerio de Sanidad, como del de Cultura, es expresión de totalitarismo). En cambio, al niño «gordín» que vivía con sus abuelos no se le dio esa opción. El Estado totalitario, considerándose con poderes para intervenir en la vida privada de los ciudadanos, se ha encargado por su cuenta y riesgo de que el niño «gordín» adelgace a la fuerza. Esta medida extrema se habrá tomado para mejorar la situación del niño «gordín» y todo lo que se quiera. Pero se ha pisoteado gravemente su libertad individual. No se le ha dado a elegir entre continuar gordo o ponerse a régimen: el Estado ha decidido por él. Hoy que tanto se habla de «opción» en el lenguaje cursi, pedante y relamido de los espacios publicitarios (que son los auténticos transmisores de la ideología en la presente sociedad del bienestar), y hay, en efecto, opción entre comprar un coche u otro, o ser del Real Oviedo o del Sporting, el Estado deja sin opciones al niño «gordín» y opta por él. Así que le pone a adelgazar por un «ordeno y mando» que la ministra Vinagresa identifica siempre con el anterior régimen. Como a este Estado, aunque totalitario, le gustan los buenos modos (aunque si hay que emplear los malos, le da igual hacerlo), eliminarán las ganas de comer del niño «gordín» a base de educación, y le iniciarán, de paso, en los principios de la educación ciudadana, señalándole que un gordo es menos solidario que un delgado, entre otras cosas porque ocupa dos asientos en el autobús, como era el caso de G. K. Chesterton, que, como era de esperar, era un reaccionario, además de gordo. Esperemos que el niño «gordín» salga más delgado después de ser sometido a un proceso de reeducación alimentaria(.....)
4 comentarios:
OS PROPONGO LA LECTURA DE UN EXTRACTO DE ESTE INCISIVO ARTÍCULO DEL ESCRITOR ASTURIANO JOSÉ IGNACIO GRACIA NORIEGA. ME LO ENVIÓ UN AMIGO AL QUE SALUDO AFECTUOSAMENTE DESDE AQUÍ.
Es que no es un niño gordín, es una patología enferma que va mucho más allá de la pura estética, y está claro que sus abuelos, pobres ellos, no han sabido/ podido nutrirle adecuadamente. La mala alimentación en la infancia pasa secuelas en la edad madura, ¿debemos esperar a que él responsablemente decida lo que quiere hacer de SU CUERPO? ¿debemos atajarlo cuanto antes? son decisiones crudas, pero cuando falla descaradamente la familia tendrá que haber recursos sociales que se hagan cargo de las personas ¿o no?
Bueno, parece un tema controvertido, pero es que ... me meto en todos los charcos.
Un abrazo. PAQUITA
Yo… la verdad es que no se que decir ante este caso. Sin embargo trataré de dar mi opinión. Creo que…no se le debe quitar la custodia completamente a los padres, pues no creo que quisieran hacerle ningún mal a su hijo, sino que como ya dije en otro comentario, el problema está, en no saber disciplinar a los hijos y en no ponerle límites. Y a veces no siempre cuando los padres le dan a sus hijos todo lo que piden, están cometiendo un gran error. Uno de ellos, es el que han cometido con este niño
el estado tiene que intervenir muchas veces porque los padres parece que no saben ser padres desgraciadamente
Publicar un comentario