
La idea de Causa, se halla en Filosofía, ligada inicialmente a la de Sustancia; así Aristóteles concibe la sustancia como un ser u objeto determinado por cuatro causas: material, formal, eficiente y final. En la filosofía moderna se tiende a eliminar la causa final.
La crítica de la Idea de Causa se realiza paralelamente a la destrucción de la Idea metafísica de Sustancia .
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Para que un suceso A sea la causa de un suceso B tiene que darse:
Que A suceda antes que B.
Que siempre que suceda A suceda B.
Que A y B estén próximos en el espacio y en el tiempo.
El observador, tras repetidas observaciones, generaliza que dado que hasta ahora siempre que ocurrió A ha ocurrido B, ocurrirá lo mismo más adelante, en el futuro. Así es como se establece una ley.
Hume hizo una crítica a la idea de causa, según este filósofo, nunca hay observaciones suficientes para relacionar A con B y esta relación la establece nuestro sentido común por el hábito pero no puede sostenerse desde los principios filosóficos.
La conexión causal es nuestra vía de acceso a la realidad: pensamos que nuestras impresiones tienen que tener una causa. Hume, criticando la conexión causal, cuestiona nuestro conocimiento de las cuestiones de hecho.
En la relación causal, Hume analiza críticamente la idea de causa, es decir, si esta idea se corresponde con impresiones de sensación. Hume afirma que para formar la idea de causa intervienen tres tipos de impresiones:
La impresión de contigüidad, entre la causa y el efecto,
La impresión de sucesión, primero la causa y después el efecto,
La impresión de conexión necesaria entre la causa y el efecto, pero esta conexión no existe realmente; es la costumbre la que hace que tengamos la creencia de que el curso de la naturaleza siempre va a seguir igual y que, por tanto, las causas de los fenómenos físicos tienen una conexión necesaria con sus efectos.
Hume intenta explicar cómo, si no hay impresiones de conexión necesaria, podemos llegar a esta idea. Afirma que esta idea no se basa en impresiones de sensación, sino en una impresión de reflexión.
Por tanto, la idea de conexión necesaria tiene su origen en el dinamismo asociativo de la imaginación, que siguiendo la Ley de Contigüidad asocia dos impresiones, llamando a la primera Causa y a la segunda Efecto. La costumbre nos llevará a pensar que siempre que se dé la primera de estas impresiones se dará también la segunda.
Esta crítica a la causalidad condujo a Hume a un fenomenismo y escepticismo respecto al conocimiento de la realidad.