jueves, 15 de abril de 2010

193.- Una historia de " galletas "

Cuando aquella tarde llegó a la vieja estación, le indicaron que el tren en el que ella viajaría se retrasaría aproximadamente una hora. La elegante señora, un poco fastidiada, compró una revista, un paquete de galletas y una botella de agua para pasar el tiempo. Buscó un banco en el andén central y se sentó preparada para la espera.

Mientras hojeaba su revista, un joven se sentó a su lado y comenzó a leer un diario. Imprevistamente, la señora observó como aquel muchacho, sin decir una sola palabra, estiraba la mano, agarraba el paquete de galletas, lo abría y comenzaba a comerlas, una a una, despreocupadamente.
La mujer se molestó por esto, no quería ser grosera, pero tampoco dejar pasar aquello o hacer como que nada había pasado; así que, con un gesto exagerado, tomó el paquete y sacó una galleta, la exhibió frente al joven y se la comió mirándolo fijamente a los ojos.
Como respuesta, el joven tomó otra galleta y mirándola la puso en su boca y sonrió. La señora ya enojada, tomó una nueva galleta y, con ostensibles señales de fastidio, volvió a comer otra, manteniendo de nuevo la mirada en el muchacho. El diálogo de miradas y sonrisas continuó entre galleta y galleta.
La señora estaba cada vez más irritada, y el muchacho cada vez más sonriente. Finalmente, la señora se dio cuenta de que en el paquete sólo quedaba la última galleta. “-No podrá ser tan descarado”, pensó mientras miraba alternativamente al joven y al paquete de galletas. Con calma, el joven alargó la mano, tomó la última galleta, y con mucha suavidad, la partió exactamente por la mitad. Así, con un gesto amoroso, ofreció la mitad de la última galleta a su compañera de banco. ¡Gracias! - dijo la mujer tomando con rudeza aquella mitad. De nada - contestó el joven sonriendo suavemente mientras comía su mitad.

Entonces el tren anunció su partida... La señora se levantó furiosa del banco y subió a su vagón. Al arrancar, desde la ventanilla de su asiento vio al muchacho todavía sentado en el anden y pensó: “¡Que insolente, que maleducado, que grosero!”. Sin dejar de mirar con resentimiento al joven, sintió la boca reseca por el disgusto que aquella situación le había provocado. Abrió su bolso para sacar la botella de agua y se quedó totalmente sorprendida cuando encontró, dentro de su cartera, su paquete de galletas intacto.

Fuente: adaptación de un relato tomado de internet

33 comentarios:

doctorvitamorte dijo...

¡Con qué falta de objetividad juzgamos enseguida a los demás!
El muchacho todo un caballero.
Una buena historia.

Vero 1º Bach A dijo...

Este artículo me ha hecho pensar, que hay ocasiones en las que no pensamos y simplemente reaccionamos.

Como en este caso en que la mujer, no piensa las otras posibilidades que puede haber para que el chico coja sus galletas y simplemente piensa que se las está robando. Podría haberse parado a pensar en las posibilidades que había para que ese desconocido le "robara" las galletas, y si no encontraba ninguna posibilidad pues preguntarle al chico.

Reaccionar de esa manera le podría haber llevado a algo peor que solo estar enfadada por el descaro. Si no controlamos nuestros impulsos puede irnos mal, así que lo mejor es pensar siempre en caminos alternativos

Nicolás 1º Bach A dijo...

En este comentario quería hablar de la actitud del joven frente a la de la señora ya que el joven al observar que la señora estaba comiéndose sus galletas no le dijo nada y se planteó las posibles situaciones de la señora y en vez de negarle que cogiera mas galletas, EL CHICO NO LE DIJO NADA Y LE OFRECIÓ LA MITAD DE LA ULTIMA GALLETA, MIENTRAS QUE LA ACTITUD DE LA SEÑORA ES UNA ACTITUD ARROGANTE YA QUE ÉSTA EN SU IGNORANCIA NO VE NADA MÁS ,no se para a plantearse la posible situación en la que pueda encontrarse el chico ya sea buena o mala y tampoco se ha parado a plantearse la propia situación en la que se encuentra ella ya que no ha comprobado si esas eran sus galletas. Pero el chico al ofrecerle las galletas riéndose muestra cierta ironía en su actitud aunque también se puede interpretar como un gesto de buena voluntad.

Noelia 1º BAch A dijo...

En un principio este texto me creaba muchas dudas, porque no entendía la reacción tan descarada del chico hacia la mujer, pero ya luego entendido todo me pareció muy curioso y me gustó. Si hubiera estado en ambos lugares hubiera reaccionado más o menos de la misma forma. Si fuera la mujer le preguntaría al adolescente lo que estaba ocurriendo y si hubiera sido al revés también. Para nada me hubiera quedado callada.
ESTE TEXTO DA A ENTENDER QUE NO HAY QUE JUZGAR SIN CONOCER ANTES O TENER INFORMACIÓN. Antes de actuar hay que conocer bien la situación porque después te puedes llevar un chasco o una sorpresa como en el caso de la señora.

Kevin 1º Bach A dijo...

ME PARECE QUE EL CHICO TUVO UN COMPORTAMIENTO MUY DIGNO PARA UN JOVEN, él se comportó amablemente dirigiéndose a la mujer y no reprochándole porque se estaba comiendo sus galletas.
La mujer un tanto orgullosa actuó egoístamente con el joven, ya que se sintió frustrada al pensar que el joven se comía sus galletas.
Estos no discutieron en ningún momento pero la mujer al ser tan soberbia dio a entender al joven que se estaba comiendo sus galletas. Ésta se levantó cuando llegó el tren y al coger su botella de agua del bolso, encontró el paquete de galletas que ella había comprado y que posteriormente había confundido con el del chico que era igual al del suyo.

Anais 1º Bach A dijo...

-ME PARECIÓ GRACIOSO, YA QUE EL CHICO POR MUCHO QUE SABÍA QUE ESAS ERAN SUS GALLETAS NO LE DECÍA NADA A LA MUJER, y aparte la última se la dio con un tono cariñoso. Lo que nos enseña este pequeño relato, o lo que yo creo que ME ENSEÑA ES QUE NO HAY QUE TENER PREJUICIOS DE NADIE NI DE NADA, SIEMPRE PRIMERO HAY QUE ANALIZAR LAS COSAS Y PREGUNTAR SI TODAVÍA NO LAS TIENES CLARAS, por que como aquí le paso a esa señora, nos puede pasar a nosotros/as con cualquier otra cosa., y por culpa de un pequeño mal entendido acabar las cosas muy mal. Por suerte en este relato no acaba todo mal, la mujer se queda con sus galletas y el chico con esa sonrisa y un poco de diversión al haberle seguido un poco la broma.

Daniel 1º Bach A dijo...

Esta historia es un claro ejemplo de una situación, un error, que cometemos con frecuencia en nuestro vida, y en muchos casos casi sin darnos cuenta: precipitarnos y actuar sin pensar ante un problema que nos afecta sin pararnos a observar cuales son las verdaderas causas del mismo, en donde en muchos casos, como en el de este relato, podríamos resolver fácilmente con solo dejar a un lado nuestra ira y nervios y actuar serenamente y con la cabeza. La señora protagonista debería haberse parado a pensar que lo más probable es que esas galletas no fuesen suyas, y mirar primero en su bolso para comprobar si realmente lo eran o no. CLARAMENTE SE PRECIPITÓ, NO DIAGNOSTICÓ BIEN LA SITUACIÓN, NO TUVO UN PENSAMIENTO CAUSAL ADECUADO. Sin embargo, el joven actúa asertivamente e incluso de una forma un poco inhibida, siguiendo el “juego” a la señora y dejándole coger galletas sin pedirle explicación ninguna. TUVO UN PENSAMIENTO ALTERNATIVO, a pesar que yo pienso que debería haber reaccionado de otra manera, adecuado y supo mantener la calma y pensar bien que es lo que debía hacer ante esa situación.
Esta historia nos demuestra que siempre hay que pensar las cosas dos veces antes de hacerlas y no precipitarnos, pues lo más probable es que nos equivoquemos como le pasó a la señora. Debemos analizar bien la situación y hacer lo que hizo el joven, mantener la calma y actuar siempre de la forma más asertiva posible, sin dejarnos avasallar ni actuar violentamente.

Inma López (2º Bach-B) dijo...

Pero que buena historia!!! Aquí nos damos cuenta que juzgamos rápidamente a los demás y que debemos reflexionar antes de actuar, porque la mujer al juzgar al chico de la forma que le juzgó, se dio cuenta que en este mundo no hay solo cosas malas, y que todavía existe gente que no juzga a los demás como es el caso del chico que encima que era todo lo contrario a lo que la mujer pensaba, se nota que el chico no pensaba igual que la mujer, y eso que se estaba comiendo las galletas, ya que un simple gesto puede decirnos mucho, como en este caso la SONRISA de ese chico tan amable.
Por ello, de esta historia podemos sacar dos cosas, el aprender a COMPARTIR, pero sobre todo NO JUZGAR a los demás.

virgi dijo...

¡Cuántas veces nos lanzamos a hablar de los otros, sin esperar a saber algo más de las razones de su comportamiento!
Y por más que intentamos no hacerlo, siempre nos puede el primer impulso.
Muy bueno, mucha enseñanza tiene, sí señorita!

Besitos (si pudiera también con galletas)

Amparo dijo...

Vi un corto hace unos años en el que se narraba una historia parecida, en un restaurante para personas necesitadas.
Siempre lo recuerdo porque tuve la sensación de que esa historia ha pasado muchas veces por muchas vidas, sin que nos enteremos, sin encontrar finalmente las galletas: tantas veces pensamos equivocadamente sobre alguien porque sólo tenemos nuestra versión imperfecta de la historia.
Hay que ser cauteloso hasta el final.

Saludos!!

Lara 2º Bach dijo...

La verdad que me ha llamado la atencion la historia ya que habia leído algo parecido alguna vez, pero no fue hasta el final del relato cuando me di cuenta de lo buena persona que era el muchacho. Cuesta creer que hay buenas personas alrededor nuestro; pero sí las hay, este hecho, que le podría pasara a cualquiera, es interesante ver como el muchacho amablemente le cede las galletas a la chica y está se cree que quien le esta haciendo un favor es ella, si nos ponemos a pensar la enseñanza que tiene esta historia no es otra que hay veces que estamos ciegos y somos tan mal pensados que creemos que nos van a hacer algo malo, como cree la chica; pero en reaidad le estan haciendo un bien.
Es una bonita historia que seguro que a la chica le habrá servido de mucho...

Enrique Sabaté dijo...

Pienso que la clave está en que la mujer hojeaba y no ojeaba, el joven leía y ponía todo el sentido. La señora era indiferente a todo lo que no fuera ella misma, el joven todo lo contrario.

Un fuerte abrazo a todos.

ybris dijo...

Cómo engañan con frecuencia las apariencias.
¿O son los prejuicios?
Lo más es que la mayoría prefiere ser injusto a ingenuo.

Besos.

Filoabpuerto dijo...

DOCTOR / VIRGI

El "juicio" eso es lo que tiene, DOCTOR, que se convierte muchísimas veces en prejuicio ¿no le parece?

Y eso es quizá, VIRGI, porque en nuestro impulso se produce una "reacción", más que una "respuesta"

Saluditos a los dos
Merce

Filoabpuerto dijo...

AMPARO / KIKE / YBRIS
AMPARO
A mí me decía un profe que las conocimientos no tenían que pasar "de largo" por nosotros, sino pasar y quedarse, me lo recordaste.

KIKE
¡Qué "ojo" tienes, Kike !

YBRIS
Ybris, Amigo, cierto es que casi siempre que nos equivocamos, raro es que sea "a favor del otro". Me alegra "verte"


Saluditos a los tres
Merce

Elena dijo...

No creo que esa señora olvide nunca la sonrisa de aquel muchacho y es que en la vida es más fácil acusar que callar y ser precabido. Solemos ser de fácil lengua, cuando deberíamos ser lo contrario. ¿Y la manía de creer que llevamos la razón?... y luego la cara roja de saber que no...en fin, Bss.

Yensi 1º Bach B dijo...

La mujer se equivocó y pensó mal de aquel muchacho. Con esta historia debemos aprender que nunca tenemos que pensar mal de la gente sin conocerla porque seguramente nos estaremos equivocando. La mujer luego se siente mal, avergonza como estaban pasando las cosas. En este sentido, me recuerda a otro comentario que hicimos sobre el libro de Victoria Camps que nos indicaba que era necesario sentir ''malestar'' o ''culpa'' para recibir la señal de que teniamos que arreglar algún comportamiento

Beauséant dijo...

leí algo parecido hace algún tiempo y me dibujo la misma sonrisa que ahora, es una buena metáfora y, a poco que pensemos, seguro que nos hace recordar alguna situación en la que fuimos un poco demasiado rápidos o un poco demasiado intolerantes.

Filoabpuerto dijo...

ELENA / BEAUSEANT

Nos quedaremos con la sonrisa


Saluditos a los dos
Merce

Caminante dijo...

SUPONGO QUE ESA ES UNA DE LAS EXPERIENCIAS A VIVIR.
La clave está en lo rápido o no que aprendamos "esa" lección. Acostumbrarnos a no pensar mal de inmediato, sino dar crédito al otro, por principio, después... después se verá.
Besicos Merce
¿Te mandé las fotos del Mulhacén?
Yo tan aguerrido, rodeada de "Machos"
PAQUITA

Filoabpuerto dijo...

PAQUITA

Sí, Paquita, recibí tus fotos, ¡eres una deportista extraordinaria !

Abrazos
Merce

La Rata Paleolítica dijo...

Y tan pendiente estaba de mis galletas, que me perdí tantas otras cosas, y encima ni siquiera eran mis galletas. Y al final, qué poco importantes eran las galletas.

Jesús.

Filoabpuerto dijo...

JESÚS:

Qué importancia le damos a veces a lo que no la tiene y descuidamos lo que sí lo es ¿no?

Saluditos
Merce

Anónimo dijo...

El Blog Filoab... no es personal, pertenece a un instituto, en cambio es utilizado en nombre propio, ocultando a su interlocutor, y expresando comentarios que afectan al blog que no es particular sino colectivo, resulta de una exquisita mezquindad ocultarse tras un grupo y expresarse en nombre propio. Los blogs corales no pueden más que expresar comentarios corales. ¿Acaso Blogger no da suficientes herramientas como para tener un blog personal?, ¿porqué este ocultismo?. ¿Lo sabe la dirección del Centro?. Revise su ACERCA DE DE NOSOTROS y comprenderá que no se ajusta a la verdad, por lo que puede ser entendible que hace un uso inadecuado del mismo, en cuanto participa Vd. en otros Blogs, haciendo manifestaciones personales.

Filoabpuerto dijo...

ANÓNIMO:

El Blog es un blog del Departamento de Filosofía de este IES en el que se expone parte de las actividades que tienen lugar en el aula. Este Blog está abierto no sólo a los alumnos-as de filosofía sino a todos los demás y a otros blogs de la cada vez más creciente "blogosfera". Cuando participamos en otros blogs, lo hacemos siempre con nuestro "sello" y firmando quien lo hace, en este caso yo, Merce, y siempre firmando con mi nombre. Si otros integrantes de este blog quisieran participar en otros blogs, lo harían del mismo modo, con el sello de filoabpuerto y con su firma personal.

No veo ningún "ocultismo" ni nada oscuro en ello y sí lo veo en el hecho de presentarse usted anónimamente.


Merce

Enedina 1º Bach B dijo...

En èsta redacciòn podemos encontrar muchas perspectivas de enfocarr una actitud egoìsta còmo es la de la mujer, ella juzgò desde el principio al chico sòlo porque era jòven y eso le hizo dejarse llevar por la impresiòn y actuar con el primer impulso, hasta el puntoo de llegar a gestos con los que ponìa en ellos desprecio. Pero la mejor posiciòn fue la del chico dado que el le siguiò el juego a la mujer y ante todo tuvo una posiciòn amable,comprensible y agradable aùn siendo aquellas sus galletas.

Sara Méndez 2º Bach B dijo...

Me ha parecido una historia preciosa que nos demuestra que no se puede ir de egoistas por la vida, que hay que compartir lo que tenemos ya sea para un
desconocido o para un familiar o amigo.
La señora se habia enfadado por egoismo, por no compartir sus galletas con el chico, mientras que el chico si que compartio su paquete de galletas con la señora.

Jenni 1º Bach B dijo...

Todo al principio parecia que el chico era un descarado cogiendo las galleras de la pobre mujer,y al final la señora termino siendo una descarada sin darse cuenta,ya que antes de pensar mal sobre el chico ,no comprobó en su bolso,si tenia sus galletas.Pero aun asi el chico no reacciono de mala forma,incluso cuando quedaba la última galleta la partio por la mitad para él y para ella.
Con esto nos damos cuenta que nos podemos equivocar pensando mal de la otra persona ,siendo esa persona buena y aún dandonos muestras de amabilidad (el chico sonreia)nosotros podemos seguir en nuestra posicion sin modificarla

Pooja 1º Bach A dijo...

Alli hay un pensamiento que falla, de parte de la mujer; el pensamiento causal, porque, ella no ha diagnosticado el problema y ha tomado medidas incorrectas en este caso llamarle ‘’descarado’’.

El joven en cambio utiliza el pensamiento de perspectiva, se pone en su lugar y se da cuenta de que ella está equivocada y lo oculta detrás de su sonrisa.

Y por eso se dice ‘’ Tenemos dos ojos para ver mucho, y una boca para hablar poco’’

Esto nos explica que antes de decir algo miremos 2 veces lo que es la verdad, y cuando ya estemos seguros ya decirlo definitivamente viendo las consecuencias es decir con el pensamiento consecuencial.

Bea 1º Bach A dijo...

En Primer lugar destacar la reacción de la mujer porque primero tenia que haber preguntado o asegurarse de que no era su paquete de galletas.
2º Pensamiento causal: la mujer no fue capaz de ver lo que estaba ocurriendo, no razonó con claridad.
* Pensamiento consecuencial: El muchacho le podía haber dicho algo a la mujer pero se aseguró antes de hablar, quizá él pensó que a lo mejor la mujer tenía hambre o no tenía dinero para comprar un paquete de galletas.
* Pensamiento de perspectiva: La mujer se tenia que haber puesto en el lugar del muchacho o directamente preguntar o decir si ese era u paquete de galletas, es decir, preguntar desde el principio si era o no ese su paquete de galletas.
* Pensamiento medios-fin: La mujer tenia que tener claro lo que ella quería, si ella quería su paquete de galletas tenía que haber hablado con el muchacho y así aclarar todo, porque posteriormente ella se dio cuenta de que fue ella quien le quitó las galletas al muchacho y no el muchacho a ella.

Tamara 1º Bach A dijo...

Por qué será que nos gusta pensar mal, cuando es más difícil. Nos inventamos una historia, nos sentimos mal y quién sabe, mil cosas que nunca llegarán a suceder.
El problema está en que la mayoría de las veces nos vamos por el camino equivocado y al final, tiempo perdido. Hay que pensar bien, es más sano.

El cuento de la señora y el joven es un ejemplo de las historias inciertas que a veces formamos en nuestra cabeza.
Desde el comienzo de la historia la mujer está cometiendo ciertos errores en su forma de pensar. Primero no hizo un buen diagnóstico, se dejó llevar por los comentarios de la gente, en cuanto a la personalidad de la juventud, debido a que muchas personas suelen considerarnos como individuos malcriados, egoístas, que sólo piensan en si mismos . Viendo que quien le quitaba, al parecer sus galletas, era un joven, creyó que se debería de tratar de otro de esos y no optó por otra razón (Pensamiento Casual).
En esos momentos, la mujer formó parte de las personas inhibidas, pues no supo buscar otra alternativa a lo que ella se estaba imaginando Es muy importante que cuando nos encontremos ante una situación tengamos la capacidad para pensar varias alternativas, pues normalmente la primera que se nos ocurre no suele ser la correcta.
Sin embargo, la mujer aplicó un buen pensamiento a la historia, el “ Pensamiento Consecuencial”. Supo contener sus palabras cuando el chico se comió la primera galleta, ya que no quería que se llevara una mala impresión por su egoísmo. La pena es que no le duró mucho.
Tampoco tuvo “ Pensamiento de Perspectiva”, porque no supo ponerse en la piel del otro, podría haber pensado que tendría hambre porque llevaba días sin comer y que su única oportunidad de hacerlo, era quitándole aquellas galletas.
El “ Pensamiento Medios-Fin” estaba definido en su cabeza, sabía cual era su objetivo, evitar que el chico siguiera comiendo galletas, este pensamiento es fundamental para la vida de una persona. Concretar sus objetivos le hará conseguirlos; en este caso es bueno que no lo haya seguido, porque se habría equivocado bastante.
Desde siempre me han gustado leer pequeñas historias que tuvieran alguna moraleja como ésta, en la que la mujer formaba un problema en su cabeza donde no lo hay. Mientras el joven, verdadero afectado de la historia, se la tomaba con humor.
Esta historia cargada de gran realismo, suele ocurrir en la vida de cualquier persona y no necesariamente con un paquete de galletas. Otra idea que me gustó, es que en estos casos se demuestra que la juventud no es tan mala como nos pintan

Javier 1º Bach A dijo...

Tras haber estudiado los diferentes tipos de pensamientos fundamentales y haber leído la historia de la señora y las galletas, resulta más fácil darse cuenta de las diferentes alternativas que se pueden tomar ante una situación. Dependiendo del caso que se vive, se observan distintos aspectos y perspectivas. En el caso de esta historia hay dos puntos de vista: el de la señora, y por otro lado el del joven. La señora actúa de una manera un poco precipitada, pero sin llegar a los extremos. Está muy molesta, olvida revisar su bolso para verificar si sus galletas estaban allí, creo que esta sería la manera más adecuada de actuar. Sin embargo se deja llevar por el disgusto y generaliza sin tener en cuenta su error. Por otro lado, el joven actúa de una manera muy asertiva y decide seguirle el juego a la señora, hasta tal punto que llega a compartir su última galleta con una sonrisa y de manera amorosa, esto demuestra que supo controlar sus emociones lo que no logró hacer la señora. A esta situación se le corresponde la falta del pensamiento causal, ya que la señora no supo diagnosticar el problema. Sin embargo este pensamiento se dio en el joven y el alternativo ya que consiguió encontrar una respuesta, un comportamiento válido.
Con esta historia podemos aprender tanto valores, como la importancia de medir nuestros actos y pensamientos, teniendo en cuenta las diferentes alternativas, causas y consecuencias

Thais 1º Bach A dijo...

Creo que el chico actuó generosa y amablemente, al dejar que una desconocida cogiera de sus
galletas y no pedirle explicaciones de porque estaba cogiendo cosas que no eran suyas, en cambio, la mujer tuvo una
actuación soberbia, y bastante inmadura por su parte.

El chico a pesar de no conocerla, no le puso impedimento alguno porque estuviera comiéndose sus
galletas, y pienso que la mujer al abrir el bolso y encontrar el paquete de galletas suyo que era igual al suyo debió de sentirse mal
por haber actuado de la forma en la que actuó y haber sido tan egoísta al actuar así.

Creo que su primera actuación debió haber sido abrir el bolso y ver si en él se encontraba el
paquete de galletas que ella había comprado, y aunque hubiera sido su paquete el que el chico se
estaba comiendo, en mi opinión no actuó de la forma más correcta, sino como una inmadura
maleducada y tacaña.